Los acordes de una vieja guitarra eléctrica perfumaban al
ambiente oscuro y ebrio del pub inglés, en un constante goteo de tibias notas
que alimentaban el nerviosismo que lo hacía mecerse adelante y atrás,
intermitentemente, pero con una infinita suavidad.
—Deberías dejar de beber —Robert le dio un trago a su
vaso de Jack Daniels con hielo mientras sonreía de medio lado.
Luca no pudo sino destrozarlo con la mirada. Pero seguía
aferrando la botella de vodka con fuerza.
—Me tranquiliza, es la única manera de no pensar en todo
–la lengua se le deslizaba en el paladar, vagueando las últimas palabras—. Además,
me encanta esta canción.
—¿3 Doors Down? No te hacía escuchando tal música, no
pareces de ese tipo de chico.
—Yo no parezco el tipo de nada, Robert —un cálido ronroneo dejó volar una
sonrisa picarona que era aún más fácil de esbozar cuando el alcohol te hacía
perder la vergüenza. Sus ojos, se tornaron agridulces, felinos, sexys—. Vamos,
quiero bailar un rato.
Lo tomó de la mano, tirando de él con torpeza y, a pesar
de las miradas de un par de personas incrédulas ante la escena, se plantaron
sobre un lugar apartado.
Bajo la intimidad de los focos azules, Luca cerró los
ojos y se dejó llevar por el ritmo, por la letra, por los rasguños que las
notas estaban creando en su conciencia. Quería llorar, tan fuerte que la
garganta le supiera a óxido, pero sólo fue lo suficientemente valiente como
para apretar los párpados y romperse por dentro. La canción continuaba y, con
ella, la tempestad.
De espaldas, obligó a su acompañante a que lo rodeara con
los brazos, lento, temeroso de cometer el grave error de romper la magia que
los rodeaba. Obligar, aquella no era la palabra exacta. Ayudar, tal vez.
Cuerpo con cuerpo, Luca podía notar su corazón latir con
lentitud, la respiración helada sobre la piel de la nuca, estremeciendo
sentidos que no sabía que poseía. Hacia derecha, hacia izquierda, con la misma
delicadeza con la que una mariposa posa su cuerpo sobre una bella rosa
aterciopelada, se iban moviendo en un pequeño círculo que se repetía una y otra
vez.
Luca se volvió, mirándolo a los ojos, pasando los brazos
alrededor de su cuerpo. Sus labios casi se rozaban, el deseo aumentaba. Pupilas
que se dilataban al ritmo de Here Without You. Con cada frase, ambos sentían el
fuego crecer, amenazando con quemar todo sin dejar rastro de humanidad.
Robert curvó los labios sin percatarse, acercándolo más a
sí, con ambas manos en su cintura. A pesar de que se resistía, Luca gimió por
lo bajo, cerrando los ojos, pegando un poco más sus labios a los suyos. Estiró las manos y se puso de puntillas sobre aquellas ajadas converses azules, sí,
esas que habían recogido lágrimas de amor y de impotencia en los momentos más
difíciles de un hombre.
Pero el beso no llegó, jamás, la canción terminó
demasiado pronto. Y con el final, la terrible vuelta a la realidad.
Genial :D
ResponderEliminar"Quería llorar, tan fuerte que la garganta le supiera a óxido, pero sólo fue lo suficientemente valiente como para apretar los párpados y romperse por dentro."
ResponderEliminarEnorme. Como la vida. Como el amor.
Me encanta.
J.
*----*
ResponderEliminarTu entrada en bastante emotiva, cargada de sentimientos y bastante dulce. Siendo sincero suelo ser el tipo de personas que sueña con lo que tu has escrito pero con otro final. Has revuelto todos mis sentimientos. Y eso solo lo han conseguido muy pocas personas. Tienes algo especial, no lo pierdas.
ResponderEliminarUn Saludo (:
Qué final! (nowords)
ResponderEliminarUn abrazo
Precioso blog. Escribes muy bien (:
ResponderEliminarY me quedo por aquí, que huele a otoño ;D
Un beso
Increíble. Me has dejado sin palabras, es precioso lo que has escrito.
ResponderEliminarUn beso enorme. (:
Dios... final desgarrador... para llorar...
ResponderEliminarMe encantó, me gusta ese grupo, me gusta como describes...
lindaa entrada
ResponderEliminarNos estamos leyendo :) te espero en mi blog
Es leer cada palabra, sentir cada sentimiento, humedecer mis ojos mientras leo, y mi vello de punta, y dentro de ese circulo de sentimientos, acabas la historia, culminándola como siempre majestuosa, y llena de energía, que ahora se me hace amarga, porque la realidad es amarga, y me jode, y odio esa realidad, y deseo que los labios se junten, porque sigo esperando que la realidad se torne diferente.
ResponderEliminarComo todo lo que te leo, precioso. Gracias.