sábado, 3 de diciembre de 2011

Eternidad.

Ya no sabíamos qué hacer. Tú y yo, la noche era demasiado oscura para ambos, pobres inocentes.
Conocimos la verdad de las historias de fantasía, reemplazándolas por históricas. Las personas cambian, crecen, solitarias e inquebrantables como el tiempo. Los sentimientos maduran, se enfrían, se rompen, desaparecen como tú. Los días caen, con el sol, hasta que la nada nos envuelve.
La pluma sobre el papel rasgado parecía no ser suficiente. Suspirar dolía, sonreír mataba. Sustituye el dolor por el alcohol si es lo que deseas, y el sentimiento de pérdida por las páginas de un viejo diario. Cambia las vendas, a pesar de que las cicatrices sigan en tu pálido cuerpo de princesa. Y puedes cerrar los ojos para no ver las luces rojas que te muestran el camino, pero los recuerdos seguirán ahí para siempre, como esa sombra del pasado que no se ha cansado de perseguirte. Escapa, huye, corre, grita, mas nunca podrás escapar el tic-tac de tu reloj.
Palabra tras palabra, tachón tras tachón, escondemos una parte de nosotros, dejando constancia del mundo que fluye por nuestras venas. Memorias, recuerdos, tardes de ocaso, nieve que se funde, simples afluentes que se escanden bajo la piel. Promesas de niños, mentiras para adultos. Teníamos un lugar al que llamar nuestro hogar, un lazo que nos unía en el paso de los años, una historia que poder contar.
Ahora me hayo aquí, sentado y cansado, maldiciendo el día en que las promesas, las palabras y los suspiros se los llevó el viento. Y duele, más que el fuego sobre mi piel, el saber que jamás volverán.
Les quitamos su eternidad.

4 comentarios:

  1. Esas últimas líneas han dado el pistoletazo de salida a que mi alma se arrugue y mi corazón haya notado un escalofrío.

    esta entrada
    es genial
    *-*

    Crêpes
    rellenos de
    Nutella.

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  2. Suspirar dolía, sonreír mataba.

    Con cada palabra me vas matando, es perfecto

    Un abrazo

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  3. Kay, eres mi ídolo, escribes de miedo, de verdad...

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  4. Me ha encantado, sobre todo eso de: promesas de niños, mentiras de adultos.
    Qué razón... Un besazo.

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