Y mandarlo todo a la mierda, Evey.
Dejarlo volar, dejar
que se vaya hacia alguna maldita parte en la que yo jamás pueda regresar. Siempre hemos sido mis sueños y yo, mis páginas y mis mil horas muertas sentado en la
oscuridad, abrazándome, sin nada a lo que poder agarrarme. ¿Es justo que cada
oportunidad se me escape de las manos cual rastro de ceniza de las que mis
memorias fueron? ¿Es justo, Evey, que el destino me ajusticie de esta manera?
Querría ir a ese lugar que me enseñaste, aquel sitio lleno de estanterías que
no estaban repletas de libros. El lugar en donde se guardan las libretas de
cada persona, sus vidas, aquellas en las que se narran sus latidos desde el
principio al último. Encuentra la mía; encuentra la mía y dime si todo este sinvivir merece la pena. Y dime que él, sea quien sea, estará ahí para recogerme.
Mañana me paso, lo prometo.
Ojalá él llegue pronto.
ResponderEliminarNecesitas salir de ahí (:
J.