sábado, 30 de enero de 2010

¿Qué es lo correcto?


Adrien vagaba solo por las calles frías y vacías de la ciudad, mientras le daba una calada larga a aquel cigarrillo y exhalaba el humo hacia arriba. No le importaba el frío que hacía, como tampoco le importaba llevar puesta una sola camiseta de manga corta en pleno invierno.
En su cabeza y en su corazón solo había una palabra: Dolor.
Porque lo que sentía por Michelle era demasiado grande como para explicarlo. Nunca podría amarla de la manera en la que ella lo amaba a él, pero sabía que nunca había sido capaz de tanto por nadie.
Michelle. Cuando pensaba en ella se le formaba una sonrisa tonta en la cara y su corazón empezaba a latir con fuerza, sintiendo al mismo tiempo como le empezaba a faltar el aire en los pulmones.
Recordó cuando estaban en la cama, desnudos, bajo las sábanas blancas. Adrien tenía las manos detrás de la cabeza y ella estaba encima de él, con las manos en su torso. Su pelo rubio le caía por el hombro y sus ojos verdes brillaban más que nunca. Ella lo miró, con picardía.
-Dime que me quieres.
-Te quiero.
Michelle se inclinó hacia abajo y besó sus labios, con ligereza.
-No es suficiente.
-Te amo, ¿te parece mejor así?
Ella sonrió y lo besó de nuevo, para después apoyar la cabeza en su pecho.
-Ojalá fuera verdad, Adrien, ojalá fuera verdad lo que acaba de salir por tus labios.
Y él no dijo nada. Simplemente la abrazó con fuerza y acarició su cuerpo desnudo con los dedos.
Adiren volvió al mundo real cuando estaba frente a la barandilla de un puente demasiado alto. Allí el viento soplaba fuerte y más frío. Se pasó una mano por el pelo y le dio una nueva calada al cigarrillo, lo tiró al vacío y expulsó el humo.
No podría olvidar la desconfianza de ella. Le dolía, lo mataba por dentro.
Solo quería que alguien confiara en él y poder dar todo el amor que no había podido dar antes. Solo quería que Michelle se creyera lo que él le decía. Porque ahora ella era su vida, su pequeño mundo. Era la que estaba haciendo que se su corazón sanase, en cierto modo.
Por la mente de Adrien pasó una pregunta que le causó un dolor insufrible:
"¿Estoy haciendo lo correcto?"

5 comentarios:

  1. Es precioso *-*

    Todos necesitamos saber que alguien confía en nosotros, y que podemos confiar en esas personas.

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  2. Me gustan los personajes un poco oscuros, confiar cuesta poco a no ser de que alguien ya te halla traicionado antes.

    Besos

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  3. La confianza da asco. Es difícil encontrar a alguien que nos brinde el apoyo que necesitamos. Todo es questión de ponerse a buscar.

    Un abrazo ^^

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  4. Me encantó la historia
    el tema me ha dejado pensando, la confianza se gana en mucho tiempo y se pierde en un instante..
    Besos, sigue escribiendo (:

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  5. Me gusta la historia.
    A veces cuando se pierde la confianza no es fácil volver a tenerla. Es como si algo se hubiese roto.

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