sábado, 19 de mayo de 2012

Sin mañana, ni adiós.


¿Cómo ha podido pasar? ¿Cómo se me ha podido pasar por la cabeza pensar que yo, yo, que yo podría ser algo suficientemente bueno para alguien? ¿Cómo pude pensar que yo merecía la pena? ¿Por qué pensé, por qué coño llegue a creer que él estaría entre mis brazos? ¿Por qué me permití creer en aquella utopía que me cantaban sobre un mundo en el que yo podía ser feliz? ¿Por qué permití darle una oportunidad a todo el valor que escondía, a ese pequeño trozo de corazón que había conseguido reconstruir? ¿Cómo?
Y supongo que esta no es mi vida. Supongo que yo nunca puedo tener lo que realmente quiero, que yo no puedo sonreír de verdad, que yo no puedo decir “te quiero” y sentirlo. En el mundo de las mentiras, el frío y la perfección, en el mundo de los mortales, en este pasadizo de temporalidad por el que me arrastro, no existe la luz, no existe la felicidad. Muero de amor, sin saber qué es. Muero, sin que haya una segunda oportunidad. Muero, lentamente. Con cada paso que doy, con cada sonrisa que regalo. ¿Soy yo el problema? ¿Mi don o mi maldición? ¿Debo cambiar todo lo que quiero, todo en lo que creo, debo cambiar mi sonrisa por una teoría desplazada, debo ser como ellos para alcanzarlo?
Muero. Imperfecto. Creador y destructor. Cielo e infierno en la misma botella de whisky amargo. Y me hundo. Sin salida. Tic-toc. Sin mañana, ni adiós.

3 comentarios:

  1. Tu entrada me ha oprimido el corazón, porque es exactamente cómo me siento yo...
    Te quiero, pequeño Kay.

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  2. Hace tanto, tanto que no leía nada tuyo.
    (mi corazón ahora se
    aparta las lágrimas)

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  3. Para todos siempre hay una segunda oportunidad, no serás menos. Un besazo :)

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