miércoles, 6 de octubre de 2010

Una noche. Un beso. Un te quiero.

Se pasó un mechón de su pelo por detrás de la oreja. Los rayos del sol empezaban a entrar por la rendijas de la persiana, dando de lleno en las paredes de aquella habitación. Luca estaba intentando leer algo, intentando distraerse, intentando no pensar demasiado. Acabó desistiendo, tumbándose en la cama, cerrando los ojos. Había estado esperando a Robert durante toda la noche, pero no había aparecido. Allí, en su casa, todo olía a él. Todo eran recuerdos, risas, suspiros, gemidos, momentos felices y momentos tristes. Luca no dejaba de pensar que no se lo merecía. Según decía, no había sufrido lo suficiente. Tenía la sensación de no haberse dado los suficientes golpes como para merecerse a una persona como Robert. Pero era mentira. Se lo merecía, por una vez en la vida, Robert sería un premio por esa vida de dolor y tristeza que había llevado.
La puerta de la habitación se empezó a abrir con lentitud y el chico se incorporó.
-¿Estabas despierto?
Luca asintió, con una media sonrisa, frotándose los ojos.
Robert sonrió con amplitud y cerró la puerta a sus espaldas. Se quitó la chaqueta y empezó a quitarse la camisa, mientras abría el armario. El chico siempre había pensado que su espalda era preciosa, ancha, fuerte. Sonrió y desvió la mirada. No necesitaba una respuesta o una explicación de su retraso, confiaba en Robert.
-He estado reunido con gente de la agencia. Estamos con el agua hasta el cuello, tenemos que conseguir más beneficios -el hombre se sentó a su lado y le dio un ligero beso en la frente-. Así que estas noches serán repetidas. ¿Sabes que significa?
-¿Nada de polvos?
Rió.
-Nada de esperarme despierto, Luca, tienes que descansar.
El chico se tiró sobre él, besándolo con fuerza, sintiendo el calor de su pecho en aquella mañana invernal. Se separó un poco, colocando la cabeza en su pecho.
-Haré lo que me de la gana, cariño, lo que me de la gana.
-Vale, pues vuelve a hacer lo que te sale de las narices, anda.
Luca se incorporó, sonriente y volvió a besarlo. Estaba cansado, pero Robert se encargaría de recargar esas fuerzas perdidas. El hombre lo colocó debajo suya, alzando los brazos por encima de su cabeza y metiendo una mano por debajo de su pijama. Luca se sonrojó y volvió a besarlo.
-Sabes que te quiero, ¿no?
-No, no lo sé. Pero puedes refrescarme la memoria -Robert mordió su cuello y se separó, esperando esas palabras.
-Te-quiero.
Y esta vez, más que nunca, sus corazones latieron al mismo tiempo.

8 comentarios:

  1. Cuante ternura, me ha encantado.
    Un Beso :)

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  2. Me encanta la intimidad que desprende el relato ^^
    Besitos!!!

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  3. Ha sido fantástico, muy tierno :)
    Chispas de Felicidad!

    D!SFRUTA!!

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  4. muy bonito, me gusta como escribes :)
    te voi a seguir!
    unbeso.

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  5. encantador tiene tan ternura y sublime amor!"°


    Saludos!°

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  6. Hola :) he sabido de tu blog gracias a Marina, de Corazón de papel, y no he podido resistirme.
    Es la primera historia de amor entre hombres que leo por aquí, y me parece una idea genial. Además, conozco algunas de las lecturas que recomiendas en el lateral, y curiosamente ahora mismo estoy leyendo El cuento número trece :)

    Todo eso ha hecho que desee volver por aquí.
    Puedes visitar el Palacio cuando quieras.

    Besos de cristal

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  7. holaaaaaa :)
    me gustaría decirte todo lo que he sentido al leer tu poema.. pero me temo que sería muy largo y pesado, ya que me repetiría constantemente...
    así que sólo voy a decirte que me ha encantado la forma de expresar la ternura y el cariño entre ellos... sencillamente excepcional!
    me ha gustado muchísimo!
    te sigo si no te importaaa!

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