jueves, 28 de enero de 2010

El por qué de la cosas.

¿Por qué las personas actúan de tal manera? ¿Por qué hacen reír, hacen sufrir, hacen amar y hacen llorar?
No lo sé, pues no soy Dios para conocer las respuestas de estas preguntas.
Hay personas que no se admiten a reconocer cuánto le importan los demás. Por cuestión de miedo, quizá.
Y esas personas no pueden evitar sentirse mal si alguien a quien quiere puede acabar mal. Se sienten tristes si ellos están tristes. Se creen fracasados cuando ven que no pueden hacer nada para ayudar a nadie. Y esos sentimientos no son nada, pues en esos corazones hay muchos más sentimientos, cuyas palabras no existen.
Yo entiendo a esas personas. Pues, cuando me siento bajo mi viejo y sabio amigo el Roble, pienso mucho en eso. Pienso que si me atreviera ha hablar con dichas personas, sería más feliz. Pero también pasarían cosas que no quiero que pasen de nuevo. por eso, me mantengo a una prudente distancia, aguantando todos esos sentimientos extraños.
Es difícil expresar lo que siento El sol se pone en el horizonte y empieza ha hacer frío. Voy a esperar a que la noche me arrope y que el viejo roble me proteja. Voy a tocar las teclas de ese piano de cola. Voy a dormir sobre sus teclas. Voy a ahogar esos sentimientos en el silencio.

2 comentarios:

  1. Me gusta como escribes y lo que expresas te sigo =)

    ResponderEliminar
  2. A veces, es mejor hablar.. que callar eternamente.. pero SOLO A VECES :)
    un beso.. beio texto!

    ResponderEliminar